Trump rompe con Musk y pone en jaque la defensa de EE.UU. en el espacio
Elon Musk podría perder sus contratos federales tras su choque en redes sociales con Donald Trump
Hasta hace muy poco la relación entre el presidente de Estados Unidos y el hombre más rico del mundo era de cercanía y amistad Crédito: Shutterstock
La reciente amenaza de Donald Trump de cancelar todos los contratos federales con las empresas de Elon Musk ha desatado una tormenta en el ámbito tecnológico, espacial y de defensa en Estados Unidos. Aunque puede parecer una disputa más entre dos titanes con egos colosales, lo cierto es que las consecuencias van mucho más allá de lo personal: están en juego el futuro de la Estación Espacial Internacional (EEI), el programa espacial estadounidense y el despliegue de sistemas militares orbitales clave como la llamada Cúpula Dorada.
Trump vs. Musk: una ruptura con consecuencias orbitales
Todo comenzó con una escalada de tensiones entre el expresidente Trump y Elon Musk, que han pasado de aliados estratégicos a enemigos públicos. Tras una serie de mensajes en redes sociales en los que Musk criticó políticas económicas que afectaban directamente a Tesla, Trump respondió dejando caer que su gobierno podría terminar “todos los contratos federales con las empresas de Musk”.
El golpe más fuerte recaería sobre SpaceX, que no solo se ha convertido en el principal socio de la NASA para misiones tripuladas y logísticas a la EEI, sino que también estaba encargada del proceso técnico más delicado y crítico del fin de vida de la estación: la reentrada controlada en la atmósfera para evitar que sus restos causen daños al caer de forma descontrolada sobre la Tierra. Se esperaba que este proceso ocurriera hacia 2030, y hasta ahora, SpaceX era la única empresa con la capacidad tecnológica probada para llevarlo a cabo.
Pero con la ruptura en el horizonte, el futuro de la EEI queda colgando de un hilo. Si la Casa Blanca realmente corta relaciones con SpaceX, no hay otra compañía en suelo estadounidense con la infraestructura lista para asumir semejante tarea. Esto obligaría a buscar socios internacionales (algo difícil en medio de crecientes tensiones geopolíticas) o a retrasar indefinidamente la desorbitación de la estación, lo cual también tiene riesgos logísticos y económicos.
La Cúpula Dorada: ¿un sueño en peligro?
Otro de los frentes en los que esta ruptura podría tener repercusiones devastadoras es en la defensa nacional. La Cúpula Dorada es un ambicioso proyecto que busca crear un escudo antimisiles basado en una constelación de satélites y sensores en órbita baja, capaces de detectar y neutralizar amenazas balísticas casi en tiempo real.
La idea, inspirada por el sistema israelí Iron Dome pero elevado a escala global, contaba con el respaldo directo de Trump y con la colaboración de varias empresas clave, entre ellas SpaceX, Palantir y Anduril. El rol de SpaceX era fundamental: su red de satélites Starlink y su capacidad de lanzar satélites rápidamente la convertían en la columna vertebral del despliegue de la Cúpula.
La salida de SpaceX del proyecto podría retrasar años el calendario previsto, que contemplaba una primera fase operativa para 2027. Además, suplantar a SpaceX no es trivial: ni Blue Origin ni United Launch Alliance tienen la misma capacidad de lanzamientos frecuentes ni la misma eficiencia en costos.
Un futuro incierto para la exploración y defensa espacial
Si esta confrontación se materializa en una cancelación real de contratos, Estados Unidos enfrentará un retroceso grave tanto en exploración como en defensa espacial. Y no se trata solo de misiones tripuladas o escudos antimisiles: SpaceX ha sido también pieza clave en el desarrollo de tecnologías como el cohete Starship, que se perfila como el vehículo que podría llevar humanos a la Luna y a Marte.
Incluso el reciente retiro de Jared Isaacman como candidato para liderar la NASA —una figura cercana a Musk y al programa Polaris Dawn— apunta a un intento de borrar toda influencia de Musk en las agencias gubernamentales. Esto genera incertidumbre dentro y fuera del país, ya que Estados Unidos podría perder la delantera frente a potencias como China, que acelera su propio programa espacial con estación orbital propia y misiones lunares planeadas.
Por otro lado, el impacto económico también sería enorme. SpaceX emplea a más de 13.000 personas y ha dinamizado industrias enteras en Florida, Texas y California. Perder esos contratos pondría en peligro no solo empleos, sino también la cadena de innovación aeroespacial más potente del planeta.
Lo que comenzó como una disputa de redes sociales amenaza con convertirse en uno de los mayores puntos de inflexión en la historia reciente de la carrera espacial estadounidense. La pregunta ahora no es solo qué hará Musk… sino si Trump está dispuesto a sacrificar la supremacía espacial de EE.UU. por una pelea personal.
Sigue leyendo:
• “Es una abominación”: por qué las duras críticas de Musk dificultan la aprobación de la ley presupuestaria de Trump
• Donald Trump y Elon Musk pasaron de ser inseparables a tirarse con todo
• Elon Musk describió la política fiscal promovida por Donald Trump como “una abominación repugnante”