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Starlink está a un paso de superar el millonario presupuesto de la NASA

Starlink proyecta que para 2026 podrán alcanzar los $30,000 millones de dólares en ingresos una cifra que duplicaría el presupuesto de la NASA para este año

Starlink se ha convertido en un éxito comercial gracias a su internet satelital de alta velocidad

Starlink se ha convertido en un éxito comercial gracias a su internet satelital de alta velocidad Crédito: Shutterstock

Elon Musk no solo quiere colonizar Marte, también quiere conquistar la Tierra… al menos en términos de conectividad. Starlink, la división de internet satelital de SpaceX, está a punto de lograr algo que parecía impensado hace unos años: superar los ingresos anuales de la NASA. Para ponerlo en perspectiva, SpaceX proyecta que en 2025 Starlink generará $15,500 millones de dólares, y para 2026 esa cifra podría escalar hasta $30,000 millones. En comparación, el presupuesto de la NASA para ese mismo año será de unos $18,800 millones de dólares.

Lo más impresionante es la velocidad con la que este crecimiento ha ocurrido. Hace apenas tres años, Starlink generaba solo $1,400 millones de dólares, y hoy ya está en una liga completamente distinta. Todo esto ha sido posible gracias a un modelo de negocio agresivo, tecnología de vanguardia y una demanda real por conectividad en lugares donde nadie más llega.

Un crecimiento imparable

Starlink nació con una misión clara: llevar internet de alta velocidad a todo el planeta, especialmente a zonas rurales o remotas donde las compañías tradicionales no tienen presencia. Y vaya que lo ha conseguido. Ya tiene más de 5 millones de s en todo el mundo, una cifra que prácticamente se ha duplicado año tras año. El modelo de negocio es claro: ofrecer un servicio en lugares donde simplemente no hay competencia directa.

Pero el internet residencial no es su única fuente de ingresos. Starlink ha logrado diversificarse rápidamente y ahora también ofrece conectividad para aviones comerciales, cruceros, barcos de carga y vehículos recreativos. Empresas como United Airlines, Carnival Cruises y varias organizaciones gubernamentales ya utilizan sus servicios. Incluso, la plataforma Starshield ha sido diseñada para responder a las necesidades de seguridad y defensa de diferentes gobiernos.

Detrás de todo este crecimiento está, por supuesto, la capacidad de lanzamiento de SpaceX. Gracias a la reutilización intensiva de sus cohetes Falcon 9, la empresa ha logrado reducir costos y mantener un ritmo constante de despliegue satelital. Algunos de estos cohetes han sido reutilizados hasta 28 veces, demostrando que el modelo de Musk no solo es ambicioso, sino también sostenible y escalable.

Además, la innovación no se detiene. SpaceX ha desarrollado una nueva generación de satélites, los Starlink V2 Mini Optimized, que pesan menos y ofrecen un ancho de banda brutal: hasta 96 Gbps. Con esto, no solo mejoran la cobertura, sino también la calidad del servicio, lo que les permite mantenerse por delante de cualquier intento de competencia.

¿El futuro de la exploración espacial?

Mientras Starlink vuela alto en términos de ingresos, la NASA parece estar atravesando turbulencias. Con recortes presupuestarios en el horizonte y la cancelación de programas clave como el cohete SLS y la nave Orión después de la misión Artemisa III, la agencia espacial estadounidense se enfrenta a un futuro incierto. En paralelo, SpaceX no solo desarrolla su propio megacohete, Starship, sino que ya ha sido elegido para colaborar en varias misiones de la NASA. La balanza empieza a inclinarse.

El dominio de SpaceX no solo se refleja en sus contratos con el gobierno. La valoración de la compañía ha alcanzado los 350.000 millones de dólares, convirtiéndola en la empresa privada más valiosa de Estados Unidos. Y todo apunta a que ese número seguirá creciendo, especialmente si Starlink mantiene su ritmo actual.

La pregunta que muchos se hacen ahora es: ¿seguirá la NASA siendo la protagonista de la exploración espacial o será SpaceX quien lleve la batuta en el siglo XXI? La respuesta no está clara, pero una cosa es segura: Starlink ya está redefiniendo las reglas del juego, tanto en la Tierra como más allá de ella.

Al final, lo que parecía una simple idea loca de Elon Musk —llenar el cielo de satélites para ofrecer internet— se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos y estratégicos de la década. Y si nada cambia, es probable que en pocos años Starlink no solo supere el presupuesto de la NASA, sino que se convierta en la empresa más influyente del sector aeroespacial y tecnológico.

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