Abuelo hispano muere protegiendo a sus nietas de una rama caída en Georgia

El amor y el instinto protector de un abuelo se convirtieron en un acto heroico el pasado miércoles, cuando Manuel Pinzón, de 77 años, perdió la vida al salvar a sus nietas gemelas de la caída de una enorme rama de árbol en el bosque detrás de su casa en Dacula, Georgia.

Pinzón, apasionado por la naturaleza, era padre, abuelo y esposo desde hacía más de 50 años. Ese día, sus nietas Isa y Gabi, de 8 años, estaban explorando el bosque de una hectárea detrás de su vivienda cuando encontraron un cervatillo. Emocionadas, corrieron a contarle a su abuelo. Él les propuso ir a almorzar y luego volver a revisar si el animal estaba herido.

Alrededor del mediodía, las niñas salieron nuevamente junto a Pinzón y la hermana de este. Fue entonces cuando escucharon un estruendo por encima de ellas. “En cuanto oyeron ese sonido, él las empujó con fuerza desde un costado, tirándolas al suelo”, relató Jason Krause, yerno de Pinzón, a ABC News.

Una rama de al menos 60 pies de altura, y con un peso estimado entre 65 y 75 libras (unos 30 kilos), cayó sobre Pinzón, golpeándolo directamente en la cabeza. El impacto le causó heridas graves, comenzó a sangrar por la cabeza y la nariz.

Una de las gemelas corrió a buscar a su abuela; la otra, siguiendo las instrucciones del operador del 911, trató de asistir a su abuelo presionando un trapo en su nuca, en un esfuerzo desesperado por detener la hemorragia. Sin embargo, Pinzón continuó sangrando y tosiendo sangre.

Cuando Krause y su esposa Andrea, hija de Pinzón, fueron notificados del accidente, ella corrió al hospital mientras él acudió a casa con las niñas. “Estaban cubiertas de sangre y en estado de shock”, recordó.

Poco después, en el hospital, Manuel Pinzón falleció a causa de las heridas. Tenía previsto cumplir 78 años el 8 de junio. Deja a su esposa, dos hijas y cinco nietos.

Krause confirmó que las gemelas comenzarán terapia de trauma en los próximos días, pues su abuelo era una figura clave en sus vidas: las recogía dos veces por semana en la escuela y compartía con ellas numerosas actividades.

“A las 4:30 p. m., solo media hora después de su muerte, una de mis hijas le envió un mensaje de texto que decía: ‘Moriste por mí’”, contó conmovido Krause. “Marcó a todos los que lo conocieron. Todos querían a Manuel”.

“Era una gran persona”, agregó. “Lo conozco desde hace casi 18 años, y me encantaría ser la mitad de lo que él fue. Era increíble”.

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