Escándalo por casos de cáncer en hijos de un donante de esperma en Europa
Un donante de esperma en Europa engendró 67 hijos, 10 con cáncer, desatando debate sobre controles genéticos y regulación de bancos de esperma
El Ministerio de Salud ha reiterado que los bancos deben notificar de inmediato cualquier hallazgo genético grave en donantes o en sus descendientes. Crédito: Alona Siniehina | Shutterstock
Un donante de esperma europeo ha sido vinculado con un caso que ha sacudido a los sistemas de fertilidad en todo el continente: fue padre de al menos 67 hijos, diez de los cuales desarrollaron cáncer debido a una rara mutación genética no detectada en los exámenes rutinarios.
El hecho, que se mantiene dentro de las fronteras de la Unión Europea, ha generado una fuerte controversia sobre la regulación de los bancos de esperma y las limitaciones en las pruebas genéticas realizadas a los donantes.
El caso tomó una dimensión aún más delicada cuando se supo que el banco de esperma danés utilizado por el donante exporta muestras a Israel, lo que provocó una inmediata reacción por parte del Ministerio de Salud del país.
Según confirmaron las autoridades sanitarias, ninguna muestra proveniente de este donante en particular ha sido utilizada en clínicas israelíes. No obstante, el incidente ha expuesto una serie de vacíos normativos y operativos en el sistema de fertilidad israelí, especialmente en lo relativo al uso de esperma extranjero y la supervisión del número de hijos engendrados por cada donante.
Uno de los principales problemas es la falta de un límite legal claro sobre cuántas familias pueden recibir esperma de un mismo donante. Aunque las directrices del Ministerio de Salud de 2007 recomiendan evitar un número “elevado” de descendientes por donante, esa recomendación no se encuentra respaldada por una definición concreta ni por una ley vinculante.
En la práctica, bancos como el del Centro Médico Sheba y el de Assuta Superm aplican sus propios límites internos, que oscilan entre 10 y 12 familias por donante.
Los expertos señalan que establecer un límite no solo ayuda a reducir el riesgo de relaciones incestuosas entre medios hermanos que no se conocen, sino que también es fundamental en caso de que se descubran condiciones genéticas peligrosas.
Tal fue el caso del donante europeo, portador de una mutación en el gen TP53, esencial en la supresión tumoral y ausente en las pruebas genéticas estándar aplicadas por la mayoría de los bancos.
Los exámenes no son infalibles
En Israel, actualmente se realizan pruebas genéticas para unas 295 enfermedades, y algunos centros privados como Assuta llegan a cubrir hasta 500. Sin embargo, los médicos subrayan que hay más de 20.000 enfermedades genéticas conocidas, por lo que los exámenes, aunque exhaustivos, no son infalibles.
Esto se vuelve aún más complejo cuando se trata de esperma importado, cuyo seguimiento resulta casi imposible debido a la dispersión geográfica de los receptores y a la falta de una base de datos internacional centralizada.
Otra dificultad reside en la obligación de las mujeres de informar sus embarazos a los bancos de esperma. Muchas no lo hacen, especialmente si cambian de pareja, se mudan o realizan los tratamientos en diferentes clínicas, lo que impide un control efectivo del número de hijos concebidos con una misma muestra.
Según datos proporcionados por los especialistas, incluso las clínicas de fertilización no siempre reportan los resultados, lo que impide saber con certeza cuántos nacimientos provienen de cada donante.
Desde 2021, el Ministerio de Salud israelí mantiene una base de datos con la información de los donantes nacionales, lo que evita que una misma persona done en distintos bancos. Sin embargo, esto no se aplica a los donantes extranjeros, cuyo perfil, más detallado y con fotos, resulta atractivo para muchas mujeres que buscan una conexión visual o emocional con el donante.
El Ministerio de Salud ha reiterado que los bancos deben notificar de inmediato cualquier hallazgo genético grave en donantes o en sus descendientes y que puede suspender el uso del material biológico afectado.
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